domingo, 29 de marzo de 2009

Carmen, de amor y de muerte



La ópera Carmen, de Bizet, es mi preferida. Pienso que ha conquistado a muchos, entre otras cosas, por enaltecer un prototipo de la mujer seductora, provocativa… fatal. Una vez que se haya conocido Carmen, al menos su encantadora música, a cada rato, seguirá encendiéndonos.
En esta historia se abrazan, en ademán bellísimo, los fuegos del amor y la fatalidad de una muerte ya presagiada en las cartas. Porque los gitanos conocen de lectura de fantasías inconscientes, de destinos precipitados, de secretos, sensualidad y tentaciones. Carmen sabe, pues, de la vehemencia y de su seducción para provocar a los hombres hasta hacerles enloquecer.
Y como si ella pudiera asomarse en la mente de sus hombres, les va afiebrando con un deseo infinito y desquiciado. Los sojuzga a sus pies. Ella cautiva porque puede esclarecer para ellos algún enigma sobre el amor. La pasión que brota entonces en los hombres calza como respuesta al vacío de la relación entre los sexos. Un misterio se desvanece.
¿Acaso no es ese ímpetu el que nos lleva a amar desesperadamente a alguien: que advierta en nosotros algo escondido, secreto e inexplicable para nosotros mismos, que nos hable directamente al inconsciente?
En cambio Carmen nos esculpe en su canto la furia de su propia lógica del amor " Si tu ne m'aimes pas, je t'aime; si je t'aime, prends garde a toi" (si no me quieres, te quiero; si te quiero, ¡ten cuidado!)
He ahí lo más intimidante del deseo que ella provoca: sabe que puede llevar al otro a su perdición. Queda avisado. Es un deseo irrefrenable al que se anuda esta mujer, pudiéndose deslizar sin riendas de un hombre a otro, de un cuerpo a otro, sin ataduras, pero por ese mismo efecto, salvaguardando a toda costa el ideal de un amor verdaderamente libre. La inatrapable Carmen.
Ella ha elegido para sí y se ha identificado a un ideal de amor, que sería como un pájaro rebelde que nadie puede atrapar. Es un semblante al que se adhiere a muerte, pues está dispuesta a llegar a morir para sostenerlo.
Don José enamorado, ya enceguecido por la seducción de la bella gitana, ha cometido toda una serie de transgresiones por su amor: ha desobedecido órdenes, ha desertado… y viene decidido a matarla por su traición de amar a otro.
Pero Carmen da un paso determinado hacia la muerte, y quiere provocar aún más, esta vez a su verdugo: le arroja el anillo, le dice desafiante que no le ama más y le repite que ama a otro. Aquí cuando ella se refiere a sí misma en tercera persona: Carmen nació libre y libre morirá, se nos revela la defensa increíble de su identificación con ese semblante del amor libre e inapresable, ese abrazo mortal que era su destino ya augurado.
Por último, ir al encuentro de tal ineludible azar implicó también que la castración quedara del lado del otro (Don José). Él ha sido forzado hasta el límite, ha perdido el dominio de sí ante esta mujer. Él ha sido tentado y abatido…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Carmen,poema. Quizás cautiva precisamente porque vuelve superfluo cualquier esclarecimiento sobre los enigmas del amor. Porque hace amar la oscuridad.
Los griegos tenían varios nombres para el amor y sus manifestaciones: philia, agapè, eros, mania...El Eros (donde habita Carmen - y que la habita) puede encantar, arrebatar y conducir de la mano a la muerte, su hermana-espejo (que no devuelve un reflejo, sino un puñal). Pero sólo la Mania, esa pasion destructora e incontrolada, puede matar.
Gracias Verónica por la música, la de Bizet y la de tu texto.
Saludos,
El B.

Verónica dijo...

Hola, Beno. Me pones a pensar siempre. En un principio, fíjate, quise dedicarme a relacionar la fuerza de Carmen (como amor, Eros) y la pulsión de muerte. Es un fantasma de provocación que va llevándolo todo hasta el esperado desenlace, para que se cumpla, ¡finalmente! ese encuentro con el puñal.
Pero ya ves, ahora se me ha abierto todo un rumbo con ese "...hace amar la oscuridad".
Gracias por venir, Beno, a iluminar nuevos sentidos para apreciar esta bella ópera.

Carlos Fernández del Ganso dijo...

Hola es la primera vez que visito tu blog.
te felicito.
un saludo desde España

Verónica dijo...

Hola, Carlos Fernández, me da mucho gusto lo que me dice. Le he visitado en el suyo y me parece muy interesante su blog sobre psicoanálisis y todos los textos de los autores clásicos que allí publica. Iré a menudo.
Con mi agradecimiento y bienvenida, saludos,
Verónica