
Para mi resulta un poco complicado tener que vérmelas con alguna condición de excepción. Sé que es algo que se aprende viviendo en Cuba, donde por lo general a la gente no les sucede más o menos lo mismo que en otras partes del mundo. En su cotidianeidad, me refiero. Algunos cubanos, incluso, gozan muchísimo esta experiencia de mostrar la singularidad de vivir siendo un poco diferentes, de resolver por vías insospechadas su vida personal, o simplemente encuentran alivio cuando se quejan ante el foráneo.
Y más allá de sus fronteras, al parecer Cuba es un pequeño islote de irrealidad sumamente atractiva para el mundo. Es un país que arrastra el sello de una particularidad, que no termina aún por saciar del todo la curiosidad de los demás…
Recientemente impartí una conferencia en la ciudad de México acerca de “la particularidad del discurso del psicoanálisis en la época contemporánea”. Al final, hubo preguntas de los asistentes. Entre las interesantes preguntas afines al tema que se exponía, me asombró que también me preguntaran (toda vez que conocían mi origen) que cómo era posible que tuviera existencia el psicoanálisis (lacaniano) en Cuba, una sociedad tan cerrada. Escuché esto como si viniera de alguien que se asoma a lo inconcebible.
No es la primera vez que tropiezo con esta curiosidad, incluso años atrás, me complacía mucho devolver una respuesta en la que, con fingida ingenuidad, demostraba que en el cubano se manifiesta el inconsciente, tiene fallidos, síntomas, líos con el poder y con su pareja, como cualquier neurótico del mundo.
Pero volviéndonos más serios… es cierto que cada cultura brinda la trama para que el sujeto vaya anudando sus síntomas, su Edipo, su precisa relación con los objetos, etc. Y el Otro social determina ciertas posibilidades de identificación al sujeto, así como otras tantas prohibiciones de la cultura cimentarán la represión de la satisfacción pulsional de cada cual en el medio social. Un discurso hermético y unificador repercutirá sobre el sujeto necesariamente…
Pudiera conjeturar infinitamente acerca de esta relación individuo-sociedad en Cuba, consultar estudios, aplicar teorías, etc. A mi me corresponde con mayor propiedad, y autenticidad, hablar sencillamente de lo que yo constataba en mi práctica clínica diaria. Recibía pacientes, muy variados síntomas, las madres venían con sus hijos que tenían algún molesto y extraño comportamiento, un hombre quería y no podía… Venían con la queja, venían buscándole sentido y calma a su sufrimiento…
Igual que aquí, en México…
*El cuarto de los Coloquios que celebramos en Cuba