jueves, 23 de abril de 2009

Silencio


La música, a la vez que ordena los sonidos y nos puede convocar al entusiasmo o al frenesí, también tiene el don de sosegar, de acallar nuestros propios e incómodos demonios.
¿Qué sucede cuando el supuesto partenaire de la música, el silencio, es pautado y ofrecido bajo un semblante artístico?
El compositor estadounidense John Cage nos ha invitado a abrirnos a todos los sonidos. Es famosa su “partitura silenciosa”, la composición titulada 4’33’’ de 1952, que resulta esencialmente provocadora.
La ejecución de esta inaudita pieza consiste en que el artista se sienta al piano, coloca ante sí un cronómetro y ejecuta… el silencio. Con cada cierre y apertura de la tapa del teclado, el intérprete marca los distintos movimientos cuya duración total serían los cuatro minutos y treinta y tres segundos que le dan nombre.
En una asombrosa inversión de la fórmula distributiva según la cual el público callaba mientras escucha los bellos y ordenados sonidos que conforman la música, Cage suscitó con la primera presentación de la silenciosa 4’33’’ en Nueva York, un gran escándalo.
Es sucinta e innovadora la propuesta de Cage: a la vez que impulsa al silencio como protagonista, es un esfuerzo por demostrar la imposibilidad del silencio absoluto: alguien tose, las hojas de la partitura se pasan, suena un ruido indeterminado a lo lejos… Y con esta obra denuncia que de todos modos el silencio está poblado de sonidos.
Al menos, al acallarse los sonidos previstos y deliberados, se ha entreabierto por muy poco tiempo, por un instante quizás, un resquicio que enfrenta al sujeto con algo innombrable, con una ausencia densa que llega y que molesta. A algunos les deparará, incluso, momentos angustiosos, de inquietud, reacciones de ira.
Tal audiencia, entonces, no es impasible…
La experiencia seguramente es conmovedora en sí. *¿Qué sentimos ante el silencio? ¿Qué estruendo de lo real, en cambio, nos ha hecho padecer esta ausencia de los sonidos esperados?
Por eso el arte ofrecido en 4’33’’ no cierra su lazo si no incluye también los efectos (esos sí imprevisibles) que desencadena en el público que permanece en la sala hasta el final. Los aplausos, tan diversos, pueden ser los que traduzcan esa agitación tan íntima que este silencio acotado en un determinado espacio de tiempo, ha provocado en cada uno de los presentes.
Podrá así escucharse, después de esos largos cuatro minutos, cierta resonancia. Casi fugaz. Muy intransmisible.
Y… el resto es silencio**



*Inspirado en LF
**Hamlet, Shakespeare

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quedan tan pocos ejemplares de su estirpe (entre ellos se incluyen la elipsis, el sigilo, el mutismo, lo callado, etc.) que el silencio está en riesgo de extinción. Y el acabóse será que cuando muera el último no podremos ni tan siquiera guardar un minuto de silencio.
Saludos,
Carlos.

Anónimo dijo...

En arrivant...
Amplia paleta de silencios. Diferencia entre el silencio que nos imponemos, el que se nos ofrece (u ofrecemos) y el que (se) nos impone(n). Hay un silencio enaltecedor, un silencio purificador y un silencio a-no-nadador (el que nos ahoga, convirtiéndonos en nada).
Hay todo aquello ante lo que permanecemos sordos, transformándolo en silencio (aún para sí mismo). O todo lo que permanece sordo ante nosotros…
Y si sólo c-allarse permitiera encontrarse! Pero a veces el sonido, un sonido (una voz?), es necesario, no fuese más que para sostener ese frágil muro que nos separa de la región donde el Otro silencio, ruidoso y malsano, reina.
Gracias por tu bello texto, que me resuena, musical y silenciosamente.
ElB

Verónica dijo...

Hola, Carlos, qué gusto que pases. ¿Preocupado por la extinción del silencio?
Sí, tal parece como si la humanidad hiciera de todo por evitar el silencio, y lo llena de sonidos.
Pero, es curioso, uno se afana en buscar el silencio, se va a un lugar solo y apartado (o va a la presentacion de 4'33'')y lo que se esfuerza en rastrear realmente son los sonidos! (¿Será que no resistimos el silencio?)
Saludos,
Verónica
(¿El anonimato es una forma de silencio o lo es más un seudónimo como identidad ?)

Verónica dijo...

Qué tal, cher passeur? Los silencios... y así, multiplicados, serán más fáciles de aprehender, no? Digo, si los clasificamos en gavetas diferentes y les imponemos un orden previsto, ya no nos amenazarán tanto...creo...
¡un solo sonido, uno solito! -parece ser lo que se pide.
Muchos saludos,
Verónica