jueves, 9 de abril de 2009

De la seda a Sade


Me adentro en las perversiones, y comenzaré con el sadismo. Lo haré, al menos, antes de abordar el tema tan profundo y complejo del masoquismo. (En ese orden, también por causa de este chiste que todavía me hace mucha gracia: El masoquista le implora al sádico: Hazme daño, y el sádico le responde tranquilamente: No…)
Esta perversión, la sádica, le arrebató su nombre al marqués que le sirvió, con pluma y acto, más fielmente. Si uds no están muy de cerca vigilados por sus pruritos morales, pueden leerse, entre otras de sus libertinas obras, Justine o los infortunios de la virtud, y Filosofía en el tocador.
La perversión, como una estructura diferenciada de la neurosis y la psicosis, agita violentamente la pregunta por la relación entre el deseo y la ley. Mientras que el neurótico ante la castración ha decidido por el deseo, el perverso, confrontado igualmente a ella, decide por el goce. Para el perverso corresponde la “desmentida” al respecto: plantea simultáneamente el reconocimiento “Sí, hay castración”, y también “No, no hay castración”, poniéndose ahí a sí mismo, o bien interponiendo un objeto para borrarla.
Tanto el contenido como todo el escenario de la fantasía del sujeto neurótico se presenta aparentemente como perverso, ya que es ahí donde él recrea su fantasma prohibido y secreto de perversión. Pero, en cambio, un perverso se distingue por su sincero compromiso de llevarlo al acto, de actuar públicamente (por lo general es un público reducido) ese fantasma de goce.
Cuando Lacan se interesa por el Marqués de Sade, equipara su imperativo del goce con el imperativo categórico de Kant, y así formula la máxima que conviene entonces al fantasma sadiano: “tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quienquiera, y ese derecho lo ejerceré sin que ningún límite me detenga en el capricho de las exacciones que me venga en gana saciar en él”. El goce es para el perverso el Bien supremo, y a él habría que servirle, incondicionalmente.
Si bien creemos que los verdaderos perversos son sujetos sin límites, capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias los actos más desatinados para alcanzar el goce, también hay que tener en cuenta que es otra ley la que el perverso anhela obedecer y por ello desafía a las ya establecidas. Esta ley, que es la ley de la obligación de gozar es de una exigencia implacable. Y ahí el sádico es el instrumento, él se propone como instrumento de una Voluntad de goce, para poder acceder a “un sujeto de puro placer”.
La ley perversa que impone gozar sin límites no conoce debilidades, miramientos, tabúes, piedad… para hacerse cumplir. (Nada más caro para aquél marqués que la seda de la inocencia de las jóvenes doncellas)
El perverso sádico exige el tormento de sus víctimas, de ellas extrae la angustia, y el horror de la división subjetiva queda así del lado de esas víctimas y no del suyo propio. Y este tormento le sirve para constatar en ellas la castración pero a la misma vez ignorarla, cuando va en busca de un más allá de los límites del dolor, ahí donde se cumple una voluntad inmarcesible de goce sin freno, que muchas veces acerca a estas víctimas casi a la muerte.
En otra ocasión vuelvo con el masoquismo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En passant, avant...
Adentrarse en la perversión como en la "selva oscura"... Quizás ingenuidad, pero creo que puede haber una tristeza en el vacío de la ausencia de límites, ahí donde el puro placer se vuelve matemática del sufrimiento. "I'm Sad(e)", podría decir el marqués. Impotencia de no poder quebrar el muro de hielo, "grito hasta desgarrarte dolorosamente el tímpano porque no puedo escuchar...sentir". Quizás su deseo más secreto : traspasar el último límite que le permitiría (pero es imposible) una vez franqueado, transformarse en su víctima (de Sade a la seda?). Pero entretanto, la víctima, claro...

Gracias por adentrarte por nosotros con tanta lucidez en esos mundos. Y esperamos el próximo.
El B.

Verónica dijo...

Hola, cher passant Beno, ¡qué extraño lo de la tristeza por la ausencia de límites! Para el perverso esos límites impuestos por el universo neurótico son aptos para la transgresión, toda vez que lo que se quiere es llegar al goce puro, sin condiciones ni remilgos.
¿De Sade a la seda? Otra vez me empujas a seguir estudiando. La sumisión de Sade, en definitiva, era a una Ley también, él quizás es un poco víctima de eso...
Muchas gracias, verdaderamente,
Verónica

Salva dijo...

Ciao Veronica,

la filosofia del .... é stato il primo libro che ho letto di Sade.
Sinceramente lo trovo interessante dal punto di vista che contribuisce a descrivere mode e costumi dell'era del barocco.
Ma per il resto: Pornografria pura, che peró ha ispirato molti altri autori e registi, di farne le loro opere. Sia di letteratura, come anche cinematografrica.

De-Sade secondo la mia opignione era un essere non normale. (cosa é normale??)
Per uscire da regole, etichette, galateo e buoncostumi, lui trattava delle perversioni della societa di quei tempi nei suoi scritti.
Il barocco per quanto sia stata un era affascinante dal punto di vista culturale, architetture, letteratura eccetera.... fú peró nello stesso tempo decadenza pura. Specie esercitata dai nobili e ricchi di quei tempi, che si divertivano a infrangere regole.
La parte psicologica di sadismo e masochismo, se usciamo fuori dal punto di vista sessuale, é un fenomeno che in varie e diverse misure, lo si trova un pó in tutte le societá, e in tutti i tempi diversi. Ricordiamoci l'impero romano, le narrazioni su Caligula, anche li si trovano elementi di questo fenomeno.

Si puó definire una malattia essere sadisti o masochisti? o bisogna trovare le risposte in istinti esistenti nel inconscio dell'essere umano?

Un tema molto vasto, che alla fine non dará risposte precise.

Saluti, e buona pasqua per te e famiglia,
Salva

Verónica dijo...

Hola, Salva! Muy interesante lo que describes sobre la época de Sade y lo de infrigir las reglas.
Cuando preguntas sobre si el sadismo es una enfermedad, puedo decirte que la perversión, desde el psicoanálisis, es tratada como una "estructura" inconsciente más en la constitución psíquica del sujeto. Existen tres tipos: neurosis, perversión y psicosis.
Aunque pueden no agradar, los perversos viven entre nosotros (si bien casi no acuden a análisis, ya se entiende por qué)
También podemos ver algunos rasgos, y manifestaciones, tanto sádicas como masoquistas (sobre todo a nivel de las fantasías) en los neuróticos corrientes.
Saluti per te, Salva,e buona pasqua!!

Salva dijo...

sei premiata nel mio blog :)